domingo, 30 de septiembre de 2012

Amor de uno solo.








Me das pie a un camino

que no tiene llegada,

que carece de meta,

de bandera y de patria.

Me hipotecas el pecho,

me subastas las ansias,

y modelas mis sueños

como barro las aguas.

Yo te inundo de versos

con mis pobres palabras,

mientras hielas mis venas

como campos de escarcha.

Le das pan a mis penas,

le das hambre a mis ganas,

y pronto caigo en la cuenta

que tu amor es mi sarna

pero eso no importa

cuando de veras se ama

pues el dolor se transforma

en un ángel que canta.

En nuestro viejo silencio,

en nuestra larga distancia

son tus besos sin labios

de mi boca las llagas.

Telegrafío mis poemas

desde un puesto de lágrimas

hasta un pozo sin aire

donde anidan las larvas

de insectos obscuros

que devoran mi calma.

Haces tanto mi poco

haces todo mi nada,

y en mitad de mi loco

ardes como una llama.

Lanzo al aire monedas

que carecen de cara,

por lo tanto mi suerte

siempre cae en la trampa

de querer abrazarte

como a la nube la malva,

como el náufrago al aire

como al viento la rama,

como al cielo infinito

la golondrina sin alas

o como el mar a la roca

con sus brazos de alga.

Quiero entrar en el espejo,

de tu casa encantada

y ser el último sueño

de tu noche estrellada,

pero tú no me quieres,

pero tú no me amas.

Me dictas palos y piedras

que fieramente redactas

en mis carnes abyectas,

bajo tus yuntas exactas.

Das infierno a mi cielo,

a mi paz das guadaña,

me trepanas los tuétanos

con tu imagen de daga.

Me das diente por labio

me das nieve por alba,

borras cielos y astros,

niegas mares y playas,

bebes luz de relámpago

y en un rayo cabalgas.

Eres como una sombra

que me sale del alma,

un amor imposible

que la vida me arranca.