jueves, 26 de junio de 2014

Las aventuras de María (el ascensor)





Ella se encontraba disfrutando de su cerveza en la terraza del bar, enfundada en un jean que se asemejaba a una segunda piel,  color negro, un jersey azul marino y sus gafas oscuras que ocultaban unos ojos verdes que aunque delataban tristeza eran tremendamente hermosos-

Unos labios carnosos, sensuales, que sugerían, invitaban al beso cuando sonreían de esa forma tan peculiar que acostumbraba cuando se encontraba frente a ese hombre que le gustaba, hacía años que había dejado el tabaco, por lo cual acostumbraba a observar con atención a los viandantes que en aquella tarde de sol paseaban despreocupadamente por los alrededores de la zona peatonal.

Disfrutaba de unos días de vacaciones, en soledad, su hija había decidido pasar unos días con su padre y ella había decidido hacerlo en aquella comarca, en julio aún se podía respirar la tranquilidad y la paz necesaria para ese merecido descanso.

Fue entonces cuando lo vio, sentado bajo aquel enorme plátano, disfrutando de la sombra,  parecía no estar observando nada pero era imposible saberlo con certeza, las también oscuras gafas de sol impedían ver si su mirada estaba dirigida a ella o hacia otra parte. Ella se dedico a observar ese hombre.

Tendrá unos 40 largos, quizás 50  pensó por su apariencia, nada especial, normalito……..pero con ese toque que llamaba la atención, el hombre parecía en esos momentos poner toda la atención a su móvil  por lo cual  se puso de pie, dándole la espalda a ella, momento que al mirar esa espalda ancha, su mirada se detuvo en el trasero de aquel desconocido, sin poder contener la sensación de lujuria que extrañamente la invadió, ese cosquilleo……….se rió para sus adentros.

Él también calzaba unos tejanos que le calzaban perfectamente, incluso dando la sensación de marcar demasiado sugerente el culete, pensó ella, me está haciendo falta algo de acción, al fin y al cabo llevo semanas sin hacer el amor y a nadie le cae mal un dulce, el sol caía lentamente sobre la pequeña capital de comarca.


Como solía pasar en esa época del año por las tardes solía caer un buen aguacero por las tardes, en realidad ya caía la noche y ella maldijo para sus adentros haber olvidado traer su paraguas, corrió en dirección al súper y justo en ese momento aquel hombre que había visto el día anterior sale de improviso de un comercio.

Se toparon de forma violenta y ella hubiera caído al suelo sin remedio de no ser que los rápidos reflejos del hombre lo evitaron. 

Sintió como sus varoniles y fuertes brazos la sujetaron e impidieron que cayera e incluso se hiciera daño,  sus gafas sí cayeron al suelo y por unos cuantos segundos ambos quedaron mirándose con gesto sorprendido.

El hombre aflojó poco a poco la presión sobre los brazos de ella, sin dejar de mirarla a los ojos e incluso dejó escapar un comentario que logró sonrojarla: vaya………..que hermosos ojos que había detrás de esas gafas.
Era evidente que la había estado observando el día anterior.

-          le pido disculpas por mi brusquedad, salí sin mirar y  toda prisa, menos mal que no se ha hecho daño ¿como puedo compensar este mal momento?

El perfume que llevaba aquel hombre le pareció a ella tremendamente sensual, brazos fuertes, con vello abundante, se detuvo apenas unos segundos a observar su rostro, no estaba nada mal, no, pensó para sus adentros.

Pero se recompuso rápidamente, vamos, ante todo ella es una señora separada que se precia de ser una mujer en toda la extensión de la palabra.

-          gracias,  le dijo ofreciendo la mejor de sus sonrisas al tiempo que estiró su mano en busca de las gafas que el hombre le había recogido del suelo.
-          Insisto en reparar mi error dijo él sonriendo.

No es nada, no ha sucedido nada, pero mire, le acepto una cerveza, a fin de cuentas iba al súper en busca de dos tonterías.     Al segundo mismo de haber pronunciado las palabras se autorecriminó esa osadía por su parte, ella misma se desconocia, se escandalizaba por su actitud. Pero ya habia hablado, ahora rezaba para que él rechazara tamaña propuesta. 

Lejos de eso, él sonrió aprobando con la cabeza y un claro ademán invitandola a cruzar al bar que tenían frente a ellos.

Sin siquiera conocerse se enfrascaron en una animada charla que duró más de dos horas y fue entonces cuando el hombre exclamó de improviso: siento ser tan desconsiderado, hemos hablado un buen rato y no te dije mi nombre, Sandro ¿ y tu eres….?  María dijo ella con una sonrisa que se le antojó ridícula, de colegiala, por una extraña razon estaba nerviosa, ansiosa, incluso deseaba que Sandro la besara alli mismo, que la pusiera alli, sobre la mesa y alli mismo hicieran el amor.

-          Pues no podemos dejar esto así María dijo él, ¿ que tal si cenamos aquí cerca?  Hay un restaurante en el cual podemos cenar más que bien.

Ella ni lo dudó, nuevamente y sin siquiera pensarlo había aceptado la invitación, había dejado el coche por fortuna, bien aparcado en el parking municipal gratuito a pocos metros de alli por lo que no debía preocuparse de una multa o peor aún que la grúa llevase su coche.

La cena transcurrió del mismo modo que el resto del tiempo que pasaron juntos, parecian viejos conocidos, riendo, de bromas y pasandola de maravilla, Sandro le pareció un hombre por demas interesante,  llegando a olvidar el motivo que la había llevado esa tarde a la villa.

El restaurante resultó ser no solo acogedor sino que el bacalao fue el mejor que probó en su vida, anotó mentalmente el nombre del mismo, O Meigallo, atendido por su dueño, un delgadisimo pero amabilisimo  gallego el cual parecia conocer bien a Sandro pues se anticipaba incluso a su demanda, ofreciendo “aquel vino “o la hora del postre que Sandro solo pidió  que los sorprendiera,  por tanto disfrutaron de una opípara cena.
El vino logró desinhibir a María,  se sentía más que a gusto con aquel hombre atento y ocurrente, era casi medianoche cuando salieron rumbo al aparcamiento.

Y en el preciso momento que se disponían a entrar al ascensor a ella le invadió un incontrolable deseo de hacer realidad una fantasía que atesoraba desde hacía ya varios años, en medio de ese deseo sintió cerrar detrás de sus espaldas la puerta y entonces no lo dudó, de dejó llevar por el morboso deseo de hacer allí mismo el amor con Sandro.

Sus dedos pulsaron el stop del ascensor y su otra mano se posó en el rostro del sorprendido hombre, que tardó unos segundos en percatarse de la situación-

Y esos labios se fundieron en uno solo, ávidos, ansiosos, lujuriosos, hambrientos de pasión, un concierto de 4 manos en busca de piel,  en esa imperiosa necesidad de fundir sus cuerpos mas que sus labios.

En poco segundos ella pudo sentir en sus manos la urgencia de aquel hombre, en una más que evidente erección y sintió que su entrepierna recibía unos hábiles dedos que la despojaban de cintura hacia debajo de su ropa.

Una de sus piernas se enredó en la cintura del hombre, ella sintió como con una mano él la ponía a la justa altura para entrar finalmente en ella.

Y así lo hizo, muy suavemente al comienzo, a pesar que la humedad de ella lo recibió ansiosa, poco a poco él la fue llenando, se giro lentamente apoyando a María encima de la baranda, contra la pared del ascensor, comenzando un lento pero rítmico movimiento que ella acompaño encantada

Sus senos quedaron a la vista y alcance de la boca de aquel  hombre que comenzó a besar, acariciar, chupar….. Aquellos pezones se endurecieron, su piel deseaba más y mas…..el hombre pareció adivinar eso y su boca comenzó a besar su cuello, sus hombros alternando con suaves mordiscos.

Ambos aumentaron el ritmo, casi de forma desesperada, el ritmo aumento al tiempo que los gemidos de ambos se sucedían………. El ascensor producía un extraño ruido debido a los movimientos de ambos…. Y llegó ese instante especial……al unísono ambos explotaron……..quedaron durante interminables minutos jadeando, pegados uno al otro-


María sintió el sol en su cara, despertó pensando en aquel extraño sueño… hacer el amor en un ascensor….. Que delirio, que morbo….

Se dirigió desnuda a la ducha…. Justo en ese instante Sandro entraba con el desayuno.

No pudo más que sonreír, no solo no había sido un sueño sino que su fantasía se habia cumplido, Sandro la besó tiernamente y……………el desayuno acabó frío… pero eso ya es otra parte de las aventuras de María.


miércoles, 18 de junio de 2014

perdoneme.

   estas letras no son mías, me las han dedicado, me ha encantado y por ello decido compartilas con ustedes. 





Perdóneme usted por pensarlo tanto,

 por pensarlo de esta manera que hasta a mi misma me toma por sorpresa. 

Perdóneme porque lo espero, porque lo busco y lo deseo,

 perdóneme porque en la callada quietud de mi habitación

 mi corazón grita su nombre y su voz resuena en estas letras...

y entre ríos de distancia usted llega a desarmar mis horas 

mientras yo quisiera quitarselas a su reloj....

Perdóneme por querer con mis letras tocarlo,

 por querer que mi nombre resuene en sus oídos y le susurre mi silencio...

Perdóneme por querer conjugar su nombre al mio con verbos imposibles

 y hacerlos reales tal cual es usted en mis sueños...

 Perdóneme porque su presencia esta en mi, en el centro de mi memoria, 

en cualquier rincón de mis recuerdos y el eco de su voz resuena en mi interior, 

juega con mis sentidos y pone a prueba mi razón, 

su mirada tierna grabada en mis ojos y la línea de su sonrisa que dibuja la mia.

 Usted que en mi mente esta y se pasea por mi corazón, 

solo con la brújula de una intuicíon...