sábado, 23 de julio de 2016

La necesaria soledad


Me preguntan porqué sigo solo y le respondo que dormir solo o no tener alguien a quien amar no es el fin del mundo, lo fundamental es que estés bien contigo mismo, tranquilo, que apoyes la cabeza en la almohada y puedas dormir a gusto.

¿Que si espero el amor, a mi edad, en el otoño de mi existencia?

Ya amé intensamente, también lloré de impotencia al comprender que había creido en palabras que eran humo, en una personalidad que era tal.  

No, no espero ya el amor en mi vida, llegará si tiene que llegar, la vida me va regalando otras vivencias, otras experiencias, aprendizajes que enriquecen mi interior, que me hacen, a mis años ser más reflexivo, mucho menos reconcoroso, a luchar usando la cabeza, a abandonar senderos que no conducen a ninguna parte.

Vivir el hoy, quien sabe si mañana veré la luz del sol, así que disfruto de cada día y hora porque mañana puede ser tarde, en el camino van pasando personas, algunas quedan en el recuerdo y otras tan solo pasan como agua entre los dedos sin dejar ni huella ni marca.

¿Que como me gusta la mujer? Hace muy poco pude saber, a mis años como es el ideal de mujer, pero desde un espejismo que duró lo que una lluvia de verano, pero, tal y como digo, la vida te regala esas experiencias para seguir creciendo, aprendiendo, valorando, para evitar cometer los mismos errores.

Me gusta la mujer que sepa lo que no quiere en su vida, la que no se calla, la que tiene opinión e ideas propias, mujer con caracter pero con sensibliidad, que exprese eso que siente por su hombre, que no sea posesiva pero que defienda aquello que ama, el envase es relativo, me encanta la mujer con la cual hablar sin falsos pudores de cualquier tema, una mujer con la cabeza sobre los hombros, las neuronas en funcionamiento .

Que no se corte a la hora de expresar lo que siente y que si le sale darte un beso en medio de una multitud o en la mismísima iglesia pues que lo haga y punto.

El tiempo de vida, a mi edad, a nuestra edad nos empuja a ser más reflexivos, más tolerantes, a escuchar más y juzgar menos, ya hemos sufrido, nos hemos equivocado, ahora ya es la hora de cuidar esa persona que consideramos especial, es tiempo de hablar claro, sin guardarse los sentimientos.

¿Pesa la soledad? No, no me pesa, me siento a gusto con la vida que llevo y sí, la cambiaría si aparece esa personita especial, pero sino es así, no se acaba el mundo, que sigan de largo, ellas se lo pierden, lo que no hago ni haré será pedirle peras al olmo, chica....lo que ves es lo que hay, sin dobleces, sin pretender aparentar lo que no soy.

Lo puedes tomar o dejar, es tu decisión, yo, mientras tanto, estoy a gusto con mi amiga soledad.

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