jueves, 10 de abril de 2008

El ignorante que soy


Cada vez que me preguntan mis amigos sobre la última, lo máximo
de las noticias, mi frente se arruga de manera que no entiendo que se me habla,
mientras repaso con mi memoria algún instante en que me haya topado con
ese nombre o figura en cuestión. Pero por más que trate siempre
es la misma cuestión y termino por aislarme del tema por no saber que decir.

Debo reconocerme como un gran ignorante, por lo tanto, pues los temas de la
farándula, las rebajas de productos, la moda, las teleseries, no los
manejo ni un solo ápice. Y no puedo opinar, mas bien otorgar con mi silencio
ante la gran sabiduría de estos tipos que desmenuzan las intrigas que
preocupan hoy en día a la sociedad.



Y pensar que no lo sabía... pues mi ignorancia me precede como la fama
a estas estrellas anteriormente nombradas. La verdad, que carezca de sentido
de la estética, de los modismos nuevos entre la juventud, me han distanciado
por último para poder rebatirlas o aportar para la conversación.



Me reconozco como el ignorante que soy, porque mientras ellos están
pegados al televisor culturizándose con cuanto comercial salga, yo prefiera
escuchar música; porque mientras la propaganda se masifica y se hace
divertida, yo me hago el tonto grave por tratar de algo un poco... como decirlo...
profundo, interesante.



En realidad hay que ser bien ignorante, más aún por no saber
de mi propia ignorancia frente a ellos. O sea que no me he visto lo suficiente
al espejo para poder darme cuenta de la gran diferencia de ideas que tenemos,
y que por lo visto, pueden hasta separarnos de algún modo.



Ahora que recuerdo, algún tiempo atrás, por algo me llamaban
“extraño”, porque la verdad siempre he hablado extraño,
porque no puedo hablar como el resto de personas comunes, aunque admito que
mi ignorancia me ha ayudado a complementarme con el resto de mis amigos.



Prefiero no hablar de política, porque la verdad no me interesa terminar
peleando. Mucho menos de este tipo de cultura que algunos quieren fanfarronear
como distinguidos escritores. Yo hablo de mi realidad cotidiana, de cuanto ven
mis ojos, de cuanto pueden palpar mis sentidos, pero es que según lo
que se puede catalogar como ignorancia, ellos tampoco son capaces de distinguir
mis palabras y aportar a la conversación.



Porque según entiendo el término de cultura abarca un todo, porque
quien opina es entendido en la materia. Ahora comprendo que por no interesarme
de un tema en particular me desvirtúa como alguien culto. Hablar de lo
que al resto le interesa es necesario hasta ese punto y listo. ¡Que fácil!
Que ahora hablemos de quien tiene el injerto de tetas más grande del
mundo nos hará reír, luego con la risa podremos estar más
contentos para poder desenvolvernos en el trabajo, y si pasamos trabajando alegremente
podremos producir más en el país. ¡Ya entendí!



De eso trataba mi ignorancia... y pensar que no lo sabía. Esa ignorancia
basada en lo que al resto del mundo le interesa ver hoy en día, de los
temas más livianos, es lo que me distanciaba de las conversaciones que
diariamente sostienen mis amigos. Porque no es la misma ignorancia que ellos
tienen, de no querer ver la realidad que nos atosiga o que nos engrandece...
en la vida misma.



¡Que ignorante soy! Y pensar que no lo sabía...



Así que tendré que disculparme con el lector por si acaso no
pueda darle algún truco naturista para adelgazar, por no comentarles
sobre al acne que aqueja el rey de España o bien el resultado de la lotería
de este fin de semana. Porque soy un ignorante que se preocupa por mantenerse
vivo en un mundo crudo, lleno de desafíos y pruebas nuevas; porque soy
un ignorante que se preocupa de tener algo que comer, en vez de preocuparme
por la nevera de última generación.



Porque mi cabeza no es capaz de asimilar tanta propaganda... soy un ignorante.
Porque no soy capaz de hacerte reír con un buen chiste para que olvides
tus problemas... soy un ignorante... Porque no soy capaz de hablar de las mismas
estupideces que el resto del mundo... soy un ignorante.



¡Y pensar que no lo sabía!...



¿Tu sí?

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