domingo, 13 de diciembre de 2009
Pesadumbre
Pasan los años y el cuerpo se va haciendo
más lento y más pausado, nuestros huesos
ya no responden de la misma forma,
los movimientos cuestan y el cansancio
no tarda en presentarse cuando toca
hacer algún esfuerzo. Sin embargo,
el corazón experimenta y siente
con toda la pasión que siempre tuvo
y el sentimiento del amor renace
con el gozo sin par de disfrutar
de nuevo de esos ojos tan queridos,
de esa sonrisa amada. La alegría
nos llena el pecho casi con más fuerza
que en nuestra adolescencia, ya lejana.
Es como si el declive de la carne,
los huesos y la sangre nos llegaran
con un proceso inverso en que la fuerza
de la pasión y el sentimiento tierno
compensaran gloriosa y plenamente
la débil condición, la pesadumbre
de la sangre y los huesos.
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